Actos reflejos y actos voluntarios

Actos reflejos

Son respuestas rápidas automáticas e involuntarias  frente a un estímulo. Son actos inconscientes. por ejemplo, un pinchazo provoca la rápida retirada del pie, un trozo de pan en la boca provoca la secreción de saliva, una quemadura provoca el retiro rápido de la parte del cuerpo afectada, etc.

Las respuestas en un acto reflejo son realizadas por la médula espinal y otros centros nerviosos, sin la intervención del cerebro. El conjunto de neuronas que participan en el acto reflejo se denomina arco reflejo.

El arco reflejo más simple está constituido por los siguientes elementos:

• Receptor: estructura que recibe los estímulos.
• Neurona sensitiva: capta la información y lleva el mensaje a la médula.
• Interneurona o neurona de asociación: capta la información y lleva el mensaje a la médula.
• Neuronas motoras: llevan el impulso nervioso desde la médula hasta el efector.
• Efector: órgano encargado de efectuar una respuesta.

los actos reflejos pueden ser:

• Actos reflejos incondicionados. Se realizan desde el momento de nacer, es decir, son congénitos. El niño o niña, al nacer, mama, presenta reflejo pupilar, llora, defeca, etc. Los actos reflejos incondicionados son realizados por todos los individuos de cualquier especie.
• Actos reflejos condicionados. Se adquieren durante el transcurso de la vida y constituyen la base del aprendizaje del ser humano y de todos los animales. Amarrarse los pasadores, manejar bicicleta, etc, así como la mayoría de actos que realizamos a diario, son en realidad actos voluntarios, pero al hacerles tantas veces nos salen casi automáticamente. Los actos reflejos condicionados son individuales, es decir, los adquiere un individuo o una persona concreta.

Actos voluntarios

Son acciones que se realizan conscientemente bajo el control del cerebro. En un acto voluntario, la información es transmitida a la parte sensorial del lóbulo parietal en el cerebro a través de la médula espinal. Este la analiza, elabora la respuesta y la envía hacia el órgano efector. Por eso, las respuestas voluntarias son más lentas y diversas que los actos reflejos.  

Muchos actos de nuestra vida son voluntarios: patear pelota, llamar por teléfono, vestirnos o beber un poco de agua.